domingo, 14 de junio de 2009

SOLIDARIDAD OBRERA

La peste Borbónica

Los que se pensaban que la gripe porcina era el no da más, una epidemia demoniaca, un castigo bíblico, se equivocan. Desde hace siglos España padece con virulencia la peste Borbónica.
Carlos de Urabá | de Carlos de Urabá para kaos en la red | 10-5-2009 | 212 lecturas | 1 comentario
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La peste Borbónica

La peste Borbónica

Los que se pensaban que la gripe porcina era el no da más, una epidemia demoniaca, un castigo bíblico, se equivocan. Desde hace siglos España padece con virulencia la peste borbónica, un virus asesino que se inserta en el cerebro destruyendo lentamente la dignidad humana. Este síndrome incurable manipula las conciencias hasta convertir a las víctimas en meros fantoches de sus veleidades.

La peste borbónica se gestó en la edad media en las casas reales europeas. Poco a poco las cepas se fueron cruzando hasta forjar la actual dinastía de bastardos reyezuelos. La célula madre desencadenante de la hecatombe se llamó Felipe de Anjou, quien procedía de la rama de los gabachos Capetos cuyos símbolos son el águila bicéfala y la flor de lis. Podemos afirmar con rotundidad que la trasmisión de la peste se produjo por vía seminal pasando el poder absolutista de padres a hijos como dogma de fe de la monarquía hereditaria. De ahí que en sus cachorros la tara genética se encuentre extremadamente marcada. Esta pandemia se ha desarrollado con en distintos reinos de Europa, incluso ha inoculado su ponzoña en tierras de ultramar, las Indias yFilipinas. Las consecuencias de dicho mal han sido desastrosas: siervos hambreados, despotismo feudal y la plebe embrutecida por la ignorancia y la opresión. En el siglo XVIII esta despreciable dinastía recaló en Navarra y en Francia. Se regaron como la pólvora por Castilla y Aragón, Luxemburgo y en el reino de las dos Sicilias. Bajo la bendición del pontífice romano ejecutaron con la espada y la cruz toda clase de injurias y tropelías.

Una de las cepas más detestables se le denominó Felipe V de España quien gobernó con furia bacteriana rodeado de una corte de aduladores y holgazanes dedicados a la farra y la bohemia. Las continuas mutaciones del virus dieron como resultado a un tal Carlos III, emérito gusano que fue retratado magistralmente por Goya en su cuadro del rey cazador. Es indiscutible que este renacuajo carecía de sano juicio pues su labio leporino y sus facciones de tontorrón revelan una personalidad lunática y esquizofrénica. Acto seguido con Carlos IV la saga alcanzó gran celebridad pues el muy fantoche se dedicó a las grandes francachelas y comilonas. El cuadro de la familia de Carlos IV pintado también por Goya describe a la perfección el carácter de estos zánganos de rancio abolengo. Pero quizás el rey de reyes, el campeón indiscutible sea su hijo Fernando VII, un repugnante monstruo con cerebro de chorlito parido en las caballerizas de palacio. Una vez más Goya con su insuperable pincel nos desvela el cretinismo agudo del gandul. Este bicho de poca monta fue depuesto por las tropas napoleónicas que traían los vientos liberadores de la revolución francesa. El fervor patrio del populacho y su fidelidad al incubo quedó patente en los sucesos del dos de mayo de 1808 cuando se inmolaron cientos de patriotas al grito de “vivan las caenas”.

El mejor caldo de cultivo de la peste borbónica han sido las borracheras y bacanales. De esta guisa fue concebida la reina Isabel II, conocida popularmente como la reina de los “tristes destinos”. De espíritu ninfomaníaco tuvo amoríos hasta con los bufones de la corte. Como no se podía esperar otra cosa la serenísima Reina engendró clandestinamente un hijo bastardo con el reputado militar Puig Moltó. Parece que el príncipe consorte Don Francisco de Asís le atraían más los machos cabríos y no le prestaba mucha atención a su bienamada. Las malas lenguas afirman que ese bellaco no es otro que Alfonso XII. Esta soberana se declaró muy católica y españolista y a fe que cumplió con su palabra pues durante su mandato no produjó más que cizaña y estiércol. La sucedió su ilustrísimo hijo Alfonso XII, el bastardo, quien escribió con sus pezuñas páginas gloriosas en la historia de España. Su principal obra fue haber procreado una manada de hijos naturales entre las que se destacó por su porte de paquidermo el idolatrado Alfonso XIII . Virus lujurioso y fornicador, un borrico entronizado que afirmó sin tapujos ser falangista de primera hora. Un monarca muy aficionado a la pornografía y las depravaciones sexuales. Este monigote se dio un autogolpe de estado- igual al que planificó su nieto Juan Carlos I el 23 de febrero de 1981- compinchándose con el dictador Primo de Rivera

Hasta que en el año 1931 la República española neutralizó el maleficio al ganar las elecciones generales.El piojoso de Alfonso XIIIfue acusado de traición a la patria y degradado ipso facto. Inmediatamente se exilió en Roma encomendándose a la protección del Santo Padre. Instaurada la segunda república comenzaron a soplar en Españaaires de libertad, el pueblo recuperó la conciencia y logró despojarse del yugo atávico al que había sido sometido. Aunque no se tomaron las medidas profilácticas oportunas y en 1936 el letal virus nuevamente se reactivó. En España se reprodujo con saña el flagelo del fascismo. El general Franco tras dar un golpe de estado desató unaguerra que sembró de muerte y destrucción el país .Durante más de 40 años España padeció una voraz epidemia denominada franquismo que provocó millones de muertos, torturados, desaparecidos y desterrados. Desde entonces esta cepa militarista continúa inoculada en la sangre de los ciudadanosLo más preocupante es que este virus se ha aliado a la peste borbónica lo que ha traído como consecuencia su práctica inmunidad. Con astucia el generalísimo casó a su nietísima doña Carmen Martínez Bordiú con Alfonso de Borbón, heredero al trono de España y Francia, con la intención de entroncar genéticamente las dos cepas asesinas. El dictador Franco en 1969 proclamó a don Juan Carlos de Borbón y Borbón rey de España y su directo sucesor. “Juráis por dios y por España defender los principios del movimiento nacional…”

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