domingo, 14 de noviembre de 2010

BARRIO -LAICO-BARRIO

Carta abierta a los historiadores del S.XXIII
Una sociedad es más justa cuanto menor rechazo produzca en todas y cada una de las personas que la integran, la idea de cambiarse por cualquiera de las demás.
Víctor J. Sanz | http://impresionesmias.com | Hoy a las 0:38 | 109 lecturas
www.kaosenlared.net/noticia/carta-abierta-historiadores-s.xxiii
El Capitalismo no es una forma de vida, es una forma de muerte

(Relato de Capitalismo-Ficción)

Estimados Sres:

Me dirijo a ustedes para trasmitirles todos los detalles a mi alcance acerca de los importantísimos e históricos acontecimientos que han tenido lugar hace apenas dos días, a mediados del año 2.011.

Para que les resulte más fácil comprender el contexto en el que se han producido los hechos, les pondré en antecedentes.

Desigualdad

Aunque pueda parecerles pura fantasía, la población mundial alcanzó a primeros de este año 2.011 la cifra de 7.000 millones de personas. Por las noticias que han llegado a mí en las últimas horas, puedo imaginar la expresión de sorpresa e incredulidad en sus rostros. No se alarmen, esta información es completamente cierta. Al menos hasta hace aproximadamente dos días.

Es cierto es que la población óptima con una huella ecológica mínima, ha sido superada ya hace 2.000 millones de personas. Este es, sin duda, un factor determinante y primario de los graves sucesos que han tenido lugar recientemente.

En 2.009 se batió el vergonzoso récord de 1.000 millones de personas acosadas por el hambre. Y en el año 2.010, el agravamiento interesado de la crisis capitalista acercó esta cifra peligrosamente a los 2.000 millones. Las del hambre son, tal vez, las víctimas más visibles, pero no las únicas, de ese sistema económico de gobierno que dio en llamarse Capitalismo, y que ustedes, a buen seguro, tendrán por el único sistema posible.

De la mencionada cantidad de personas que hasta hace nada habitaban en el mundo, solo entre las 100 personas más ricas, suman tanto capital como el PIB de los cien países más pobres del planeta. Además de la riqueza de esas 100 desvergonzadas codicias, habría que añadir otras, como las inconmensurables riquezas empresariales, diluidas y difuminadas en el anonimato de la persona jurídica; o las inabarcables e inexplicables riquezas acumuladas por la Iglesia Católica durante milenios.

Partiendo de esta base, en la que el Capitalismo había conseguido reunir en unas pocas manos la inmensa mayoría de las riquezas presentes en el planeta, parecería lógico pensar que tal codicia perdiera intensidad ya que habría culminado todas sus metas con éxito. Nada más lejos. Tras conseguir las riquezas presentes, el Capitalismo se lanzó a la conquista de las riquezas futuras. Y ejecutó este plan en distintas fases.

Burbuja Inmobiliaria

En una maniobra estratégica de excepcional brillantez y ayudándose de la muy manipulable ley de la oferta y la demanda, el Capital sacó al mercado ingentes cantidades de dinero a un tipo de interés muy atractivo. Lo hizo a través de préstamos hipotecarios con los que la población se encadenó a compromisos cuya duración prevista era, en muchos casos, superior a la propia esperanza de vida. Una vez con todo el dinero en el mercado, solo había que incrementar el tipo de interés al que habrían de ser devueltos los préstamos. Esto supuso un freno al aumento incesante de los precios de las propiedades inmobiliarias, que se desplomaron irreversiblemente. También supuso el inicio de los problemas de muchos prestatarios para devolver los préstamos, lo que derivó a su vez, en el inicio de problemas de liquidez de muchas entidades financieras, que fueron a la quiebra o acabaron absorbidas por entidades de mayor envergadura.

Todo ello supuso una descomunal transferencia de riquezas de las capas medias y bajas de la sociedad hacia las más altas, hacia las capas del Capital.

Burbuja Laboral

El estallido de la burbuja inmobiliaria tuvo un fuerte impacto en el crecimiento de la economía mundial. Asimismo mermó considerablemente la capacidad de consumo de la población, lo que se tradujo en un agravamiento general de la crisis. Todo ello desembocó en un fuerte aumento generalizado del desempleo. De ello se sirvió el Capitalismo para estrechar el cerco sobre las condiciones que regían la vida laboral y que aún contenían algunos derechos en favor de los trabajadores, que mermaban claramente la capacidad de enriquecimiento del Sistema.

En la mayoría de los países se llevaron a cabo diversas reformas laborales, que fueron impuestas y anunciadas a la población como mal menor, sin mencionar en ningún caso, cuál era el mal mayor. Estas reformas perseguían ante todo un mayor desequilibrio si cabe, en favor del Capital, de la ya injusta relación laboral. En algunos países tuvieron lugar tímidas revueltas populares como en Grecia o en Francia, y aún más timoratas en otros como en España. Pero ninguna de ellas tuvo el efecto deseado. Antes al contrario, el Capital comprobó entonces que cualquiera que fuera el calibre de los atropellos que cometiera contra la justicia social, toda protesta era fácilmente controlable si se le recordaba al pueblo que, después de todo, había que comer.

Aún después de las reformas esclavistas, los trabajadores vieron resignados cómo sus derechos seguían menguando más y más. Después vino la reforma de las pensiones, que estrechaba las posibilidades de acceso y que rebajaba la cantidad final a percibir.

A principios de este 2.011, volvieron las propuestas de ampliación de la jornada laboral hasta un total de 60 horas semanales. Estas propuestas solo vinieron a oficializar la actitud miedosa y servil que muchos empleados mostraban desde hacía años, permaneciendo más horas de lo normal en sus puestos de trabajo, a cambio de aumentos inapreciables de productividad para el empresario y de ninguna contraprestación por su parte. El Capital comprobó que su poder era enorme cuando ya ni siquiera era necesario amenazar activamente al trabajador.

Las propuestas de rebajas salariales en pos de mayores beneficios empresariales no se hicieron esperar. Comenzaron tímidas revueltas populares, nutridas fundamentalmente por personas en situación de desempleo y fuerte riesgo de marginación social. La policía se empleó con la misma dureza con que se empleaba el hambre con los manifestantes. Víctimas y detenidos. Al menos los detenidos comieron gratis durante unos días a cambio de dar trabajo a policías y torturadores.

Burbuja alimentaria

En es

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